Carmen Fernández Galán
El siguiente es un ejercicio de literatura comparada con lo que considero las principales influencias literarias de un autor novohispano que durante el siglo XVIII escribió un viaje a la Luna que sería procesado por la Inquisición de México. En la cadena de recepción indirecta de este relato, así como en sus contenidos alquímicos y astronómicos, se dibuja una compleja relación entre ciencia y literatura.
El texto base se titula Sizigias y quadraturas lunares… y está atribuido a Manuel Antonio de Rivas, [1] las relaciones de textualidad se concentran en tres obras de autores franceses: Micromegas de Voltaire que circuló ampliamente en España (1750-52), Viage al mundo de Descartes del jesuita Gabriel Daniel (escrita 1690 y editada en España en 1693) y “Estados e imperios de la Luna” primera parte de El otro mundo del libertino Cyrano de Bergerac (escrita en 1645-50 y publicada en 1657). Agrego además la que es considerada la primera obra de viajes imaginarios en Occidente y que es referencia de las anteriores, Historia verdadera de Luciano de Samosata (siglo II).
En principio estos relatos comparten una característica: son sátiras que se valen del género de viajes como estrategia, aunque comparando las circunstancias de su aparición es posible encontrar otras similitudes.
Historia Verdadera de Luciano de Samosata está escrita en forma epistolar y es una parodia de las epopeyas de aventuras, en ella se promete una segunda parte, que al parecer no se escribió. Este relato representa la continuación del texto “Cómo debe contarse una historia”, del mismo autor, donde critica la actividad de los historiadores. Comienza mencionando que en su texto se hace alusión a poetas, historiadores y filósofos, quienes han escrito con apariencia de verdad miles de mentiras, entre ellos suma a los que escriben relatos a la manera del Ulises de Homero —a quien toma como modelo. Así, Historia verdadera versa sobre un viaje y las distintas aventuras en los lugares que recorre su protagonista, que es el mismo Luciano. Al parecer esta obra es la primera que se autorreconoce como ficticia y la primera en tocar el tema del viaje a
Con Cyrano de Bergerac ocurre algo similar cuando escribió en 1645 “Estados e imperios de la Luna” la primera parte de El Otro Mundo que comprendería “Estados e imperios del Sol” y “La Centella”, que tampoco fue escrita. El título de “Otro Mundo” ilustra una visión relativista, y la tesis central de la obra es la existencia otros mundos distintos, ya que los de la tierra no creen que existan otros mundos y los de la Luna igual respecto a la tierra que para ellos es una Luna; por eso el protagonista se propone comprobar que la Luna es un mundo como éste viajando a ella.
El viaje al mundo de Descartes de Gabriel Daniel es un texto filosófico que a partir de la analogía con el Nuevo Mundo describe la polémica entre peripatéticos y cartesianos. Aquí la sátira se mezcla con el género epistolar y con los diálogos. Uno de los puntos centrales en el debate corresponde a la visión de Descartes del universo basado en las leyes del movimiento que hacen que la materia se organice en turbillones. Tanto en la obra de Cyrano de Bergerac como en la de Gabriel Daniel es explícita la influencia de Luciano de Samosata, esencialmente de sus Diálogos.
Las formas de viajar permiten inferir las visiones del universo implícitas dentro de cada obra. En Luciano el hecho de que al avanzar más allá de los mares se llegue a los astros habla todavía de una concepción del universo plano, pero también de la actitud de exploración que permitió a los helenistas llegar a la conclusión del heliocentrismo. La observación de los fenómenos celestes y las transformaciones de la astronomía históricamente han estado unidas a la exploración y viajes en el mar. Luciano arriba al orbe lunar después de que una tormenta eleva su barco por los aires en los que navega siete días, en Estados e imperios de la Luna son varios los intentos de Cyrano para lograr transportarse a la Luna: primero con la ascensión por medio de la evaporación del rocío, lo que sólo lo lleva a Nueva Francia (que era entonces Canadá), ahí construye una máquina pero fracasa en su intento, la máquina se pierde y cuando la localizan están a punto de prenderle fuego, se lanza a ella antes de la explosión y se eleva a los aires para después caer; finalmente el éxito de su empresa lo logra sin intención: comienza a ser atraído por la Luna debido al tuétano que se había untado en el cuerpo para aliviar los golpes recibidos en su primer intento.
El viage al mundo de Descartes es un recorrido de las almas separadas en el cuerpo, es decir, la metempsicosis pitagórica y la idea de que el alma está situada en la glándula pineal, permiten que al entrar en estado de éxtasis, desmayo o sueño, el alma pueda salir y luego regresar a su cuerpo, pero cuando el cuerpo es despertado antes de tiempo éste muere y el alma queda vagando. Así los protagonistas se encuentran con Descartes, que no ha muerto, introduciendo una especie de tabaco en la nariz algo para inducir el sueño propicio. En el relato de Rivas, Dutalon inventa un carro volante y se eleva primero hasta las islas flotantes de Plinio, para de ahí ensayar recorriendo África y los montes más altos de la tierra, y después emprender su viaje a la Luna.
Luciano de Samosata y Cyrano de Bergerac son al mismo tiempo autores, narradores y realizadores del viaje, mientras que en Gabriel Daniel y Rivas los personajes permanecen ocultos. A su llegada a la Luna se presentan visiones fantásticas del escenario lunar y sus habitantes. Luciano recurre a pasajes mitológicos para tergiversar la concepción de la vida en la Tierra y mostrarnos un mundo al revés: los hombres dan a luz, existen criaturas que nacen de extrañas maneras, como los arbóreos, algunos “lunares” no poseen ano y tienen una col en su cola, tienen ojos movibles, comen ranas, sudan suero que produce queso, utilizan su vientre como bolsa, los ricos visten de cristal y los pobres de bronce tejido.
En el caso de Cyrano la Luna resulta ser el Edén, es decir, un mundo perfecto, ahí platica con Elías quien le describe cómo llegaron Acab, Enoc y él. Más adelante hace un recorrido por los imperios de la Luna y encuentra a unos personajes similares a los humanos, pero de mayor tamaño, que lo tratan como mascota, posteriormente aparece Sócrates y lo rescata, al igual que Luciano nos muestra la visión de un mundo invertido: la concepción de la muerte, la sepultura, la manera de medir el tiempo, y las marcas de honor resultan contrarias a las de “este mundo.”
En Viage al mundo de Descartes en la Luna hay un Liceo de Filósofos y su cartografía es referida a partir de la selenografía de Grimm y de los mapamundi de Grimaldi y Luria. En el tercer cielo se ubica el mundo de Descartes como algo que los filósofos llaman espacio imaginario, en alusión a los espacios indefinidos. Al ascender al orbe lunar no hay vestigio del turbillón, la obra contiene varias cartas en la que se exponen los argumentos e ilustraciones para refutar el sistema de Descartes.
En el “cuento” de Rivas, los habitantes de la Luna no son descritos, se habla de que existe un Ateneo que reúne intelectuales y que la historia del orbe lunar está relacionada con la hazaña de Faetón cuando tomó el carro solar (Faetón como símbolo de la astronomía es además personaje en Historia Verdadera y en Viage al mundo de Descartes, la fuente debe ser Las Metamorfosis de Ovidio, que incluso Rivas cita). Otra descripción del orbe lunar es la que el presidente del Ateneo realiza de su itinerario a Dutalon donde precisa el diámetro de la Luna, y las tres distancias a recorrer: la primera de 132 leguas termina en el monte de la Plata, la segunda es del País de los Sordos hasta el Puente de los Asnos, la tercera son los Campos Elíseos donde hay una ciudad de plata.
Entre Rivas y Cyrano hay otras semejanzas: el juego de sentido con la palabra lunático, adjetivo que en Estados e Imperios de la Luna se da a Acab y a la madre de Hortensius y que los habitantes de la luna en Syzigias... adjudican a los terrícolas cuando hablan de gente sin vergüenza y tramposa. También comparten el recurso (barroco) de incluir el texto al interior de sí mismo. Hay pasajes que permiten sospechar la alusión a “Estados e imperios de la Luna”, a través del personaje francés, Dutalon, quien después de su visita al orbe lunar refiere: “Yo apuesto que hubiera discurrido por todas estas regiones cualquiera de los que condenan como absurda la idea de colocar en la Luna el Paraíso y...”, tal como lo hace Cyrano, por otra parte, Gabriel Daniel refuta a Cyrano sobre este aspecto.
Se dice que Cyrano de Bergerac inaugura el recurso literario de utilizar personajes de otras ficciones, como las de Cardano De subtilitate, Ariosto Rolando furioso y Godwin El hombre en la Luna, aunque las relaciones de intertextualidad como parodia ya están desde Luciano de Samosata. Es curioso que en todos los casos, a excepción de Cyrano de Bergerac, los autores reconocen explícitamente estar utilizando ficciones: viaje literario, viaje que se puede realizar soñando. Todas las obras prometen o prometieron una segunda parte: ya sea como continuación de una obra o como respuesta del destinatario de la carta.
A través de las intenciones satíricas se encuentran otros rasgos comunes: Luciano parodia tanto personajes reales como mitológicos o legendarios, así como acontecimientos históricos, a los que alude casi siempre de manera indirecta, entre sus referentes están Herodoto, Tucídides, Radamanto, Platón, Aristófanes, Neptuno, Vulcano, Minerva, Ayax, Circe, la guerra del Peloponeso, por citar algunos. Cyrano, a lo largo de su obra, se burla constantemente de cosas religiosas: da explicaciones racionales a los milagros, hace versiones irreverentes de las Sagradas Escrituras y parodia el juicio contra Galileo, cuando él mismo tiene que retractarse en la Luna por afirmar que la Tierra, que para el mundo lunar es una luna, un mundo. Entre discusiones sobre el universo infinito, del que el microcosmos es imagen del macrocosmos, del vacío y la concepción del universo, Cyrano enumera desde el inicio las autoridades científicas a las que recurre: Pitágoras, Epicuro, Demócrito, Copérnico, Kepler y más adelante Gassendi, mientras que critica a Aristóteles, Tolomeo, entre otros.
Gabriel Daniel critica a los cartesianos, retoma la discusión del éter y del vacío en Gassendi y deja constancia de múltiples fuentes citadas, ya que el texto es silogismo y demostración. Rivas mientras elogia a Newton y la física experimental, critica a Descartes, a la escolástica, la Inquisición, los yucatecos, los judíos y los musulmanes, y a la humanidad en general.
Comparando estos blancos se observa que la crítica se diversifica en religiosa, social y filosófica. Luciano se burla de la actividad de los historiadores y filósofos, y de los mitos; Cyrano de las Sagradas Escrituras y Dios, así como de las instituciones religiosas, algunos científicos y filósofos; Gabriel Daniel de los cartesianos como nuevos sofistas, Rivas de la Inquisición, de Descartes, la escolástica y de otras religiones.
Durante la Ilustración la carta fue el vehículo de discusión filosófica y científica, tanto en Europa como América. Fue Voltaire quien daría nacimiento a un género que mezcla de sátira, carta y viaje como ensayo de otros mundos: el cuento filosófico. Las referencias a la multiplicidad de mundos en Cyrano y Gabriel Daniel, sirvieron de modelo para Micromegas, que el viaje de un extraterrestre (un habitante de la estrella Sirio) a Saturno y a la Tierra. Cyrano expresó que “así como Dios pudo hacer el alma inmortal pudo hacer el universo infinito, si es cierto que la eternidad no es otra cosa que una duración sin límites y el infinito una extensión sin fronteras. [2] Y a partir de ello sostuvo la existencia de hombres en la Luna y en el Sol como Luciano. En Micromegas la imagen de otros mundos responde a la fórmula satírica de minimización para mostrar lo infinitamente pequeño y la multiplicidad de perspectivas, en síntesis la relatividad de las ideas. El mismo título implica en caleidoscopio lo micro y lo mega. [3]
El viaje como tema literario va ligado al tópico del sueño y a la estrategia de extrañamiento o mundo al revés que durante el Renacimiento cobra auge por el contexto de expansión geográfica y por la experiencia de otras culturas que dan nacimiento a las utopías. Las visiones del otro se enmarcan en ensoñaciones que permiten en espejo verse a sí mismo como otro.
Derivado en utopía el viaje representa la posibilidad de traducir la experiencia del otro que vuelve relativas las verdades.
La utopía como su nombre lo indica, no está en el espacio. Pero son los utópicos los que sacan del atasco a los tópicos, a los topos enredados en su construcción. [4]
En Historia verdadera la tierra es vista en espejo y se ven todas las ciudades y países como si se estuviera en medio de ellos. [5] La tierra vista desde la Luna en el mundo de Descartes posee sus cuadraturas, oposiciones y conjunciones, es una masa de materia semejante a la de la tierra y tiene sus bosques, ríos, mares y sus habitantes son las almas. [6] En el relativismo y visión irónica de Cyrano, la tierra es también una luna. En Rivas la tierra es vista por los anctítonas o habitantes de la Luna a través de un meridiano que dejó el viajero francés, con las mediciones sacan conclusiones sobre la irracionalidad, mordacidad y volubilidad de los yucatecos. En cuento de Voltaire el contacto con los humanos (átomos casi imperceptibles) suscita sorpresa por la capacidad de raciocinio contrapuesta al modo de reproducción de la especie y en el final el libro en blanco es una invitación al modo ilustrado e pensar por sí mismo. [7]
Las visiones fantásticas poseen un sustrato de realidad, donde los elementos mitológicos y las discusiones científicas en juego refieren ya sea saberes secretos o adversarios en el terreno de saber. Navegantes de lo imaginario, la gran afinidad que une a los textos es haber sido escritos en momentos en los que se da una transición entre verdades religiosas y verdades del conocimiento, es decir, cuando hay cambio de creencias. Se podría concluir que a contextos históricos similares, textos semejantes en una cadena de influencias que inicia con el viaje, pero esencialmente que la literatura no es sólo divertimento, sino que cumple una función esencial en la transmisión de saberes y como constructora del diálogo.
NOTAS:
[1] Manuel Antonio de Rivas, Sizigias y quadraturas lunanes…, Factoría/UAZ, México, 2010.
[2] Cyrano de Bergerac, El otro mundo, Conaculta, México, 1992, p. 29.
[3] Encarnación García León, Intertextualidad en un relato de Voltaire: Micromegas, Anuario de Estudios Filológicos, 1997, p. 131.
[4] Moro, Campanella y Bacon, Utopías del renacimiento, FCE, México, 1984, p. 22.
[5] Luciano de Samosata, Historia verdadera, Porrúa, México, 1991, p. 191.
[6] Gabriel Daniel, Viage al mundo de Descartes, Universidad de Guanajuato, 1996, p. 72.
[7] Voltaire, Cándido, Micromegas, Zagid, rei, México, 1991.
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